Se dice que el ser humano utiliza el 10% de su capacidad. Investiguemos cómo nacen las excusas. “Un grupo de científicos ubicó a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un cesto con bananas. Cuando un mono subía, los científicos lanzaban agua helada a los demás. Si algún mono intentaba subir, los otros lo atacaban. Pasado algún tiempo, ningún mono se animaba, por el recuerdo de la experiencia. Entonces, los científicos sustituyeron un mono. Lo primero que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros. Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza. Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho. El cuarto y el último de los veteranos fueron sustituidos. Quedó un grupo de cinco monos que no recibieron baños de agua fría, y que sin embargo continuaban golpeando al que intentaba llegar a las bananas. Si fuese posible preguntarles por qué, la respuesta sería: no sé, las cosas siempre se han hecho así aquí”.
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